
La leyenda del famoso arquero inglés fue, desde el siglo XIV, fuente de inspiración para poetas, escritores, músicos, guionistas, cineastas, etc. Con la aparición del socialismo en la escena mundial, Robin fue tomado también como un ícono de éste, ya que se lo veía como una especie de romántico Che Guevara medieval; esta situación llegó a provocar que en la época de la estúpida paranoia macarthista el libro que relataba las historias del héroe de la capucha fuera proscripto en EEUU.
En este momento, y por haber leído o escuchado a más de un marxistas o kirchnerista repetir que su libro favorito era Las Aventuras de Robin Hood me dediqué a analizar si el libro en cuestión merece la adoración de estos personajes y comencé haciéndome unas preguntas y llegando a ciertas conclusiones, vertidas a continuación.
¿Su tarea consistía en robarle a los ricos para darle a los pobres? La respuesta es sí. Pero ¿Es este personaje (de ficción o real, nadie lo sabe con certeza) un baluarte del comunismo revolucionario? sería cuestión de desglosar personajes, instituciones y situaciones de esta historia y analogarlas con el presente, ya que proletariado y burguesía son términos que hasta ese momento no existían ni en la imaginación del mago Merlín (que dicho sea de paso, no tiene nada que ver en esta historia)
Robin de Locksley emboscaba a nobles y eclesiásticos para apoderarse de sus pertenencias y después las distribuía entre los plebeyos. Si la máquina del tiempo (o la de dar vida a personajes de ficción) existiera, y pudiéramos traerlo a la Argentina del siglo XXI algunos necios sostendrían que el encapuchado atracaría industrias y empresas para compartir su botín con los necesitados, función hoy cumplida por el Estado kirchneriano por medio de impuestos y restricciones.
Analizando bien la situación, Robin Hood le robaba a personas improductivas e instituciones corruptas que en vez de obtener su dinero, bienes y demás lujos trabajando lo hacían por medio de impuestos expropiatorios a los que en verdad trabajaban -llámense campesinos o artesanos- y que además imponían todo tipo de restricciones comerciales ¿La situación les parece conocida?
Entonces ¿Qué rol le arrogaríamos al personaje en cuestión en nuestra realidad? Repasemos: Debería robarle a los improductivos que manejan el poder, al que llegaron por medio de maniobras oscuras y que obtuvieron sus riquezas utilizando la coacción estatal a los que verdaderamente producen. La respuesta es clara: Robin Hood tendría en la puerta de su oficina una placa dorada con la inscripción:
Robin de Locksley
Contador Público Nacional
Dicho sea de paso, en vez de arcos y flechas usaría declaraciones juradas y estados contables tergiversados y su lista de enemigos estaría formada por el Príncipe Néstor, La Reina Cristina, El Sheriff Moreno y una incontable troupe de lacayos tan viles como estos, pero que no tuvieron la capacidad u oportunidad de hacerse un lugar de privilegio entre los supervillanos de turno.
Revisionismo histórico, que le dicen...